jueves, 25 de marzo de 2010

HUELLAS EN LA NIEVE

Ella tenía un corazón de lava, e iba dejando huellas que el tiempo convertía en piedra. Le propuso construir su casa junto al volcán, pero a él le pareció demasiado convulso, caliente, incluso tóxico.
Entonces ella decidió seguir sus huellas de nieve, su senda inmaculada.

Pero pronto se dio cuenta de que en la nieve había otras huellas que se cruzaban con las suyas, que le seguían, y a la vez eran seguidas por él. Sus huellas ardientes empezaron a enfriarse, subieron por sus piernas de piedra que se convirtieron en hielo, alcanzaron su cara y helaron sus lágrimas y por último penetraron en su corazón y en ese encuentro, hielo y fuego, la transformó en vapor, en una niebla que pudiera, no ya seguirle, sino envolverle.

No hay comentarios:

Publicar un comentario