Comienzan mis vacaciones. Siempre son una necesidad, pero este 2010 estaban resultando imprescindibles. Mucho trabajo, mal horario, pocos días de descanso y algunas complicaciones de índole familiar han hecho de éste un año duro y exigente física y psíquicamente. Necesito descansar.
Los últimos días ya he tenido yo la cabeza de vacaciones. Pequeños olvidos, torpeza en los movimientos( incluso he sufrido dos caídas), desgana, falta de ese plus de cordialidad y cortesía que me gusta poner en el trabajo, me hacían constatar lo cansada que estoy.
Pero todo llega en esta vida, incluso las vacaciones. También el final llegará, aunque en eso no quiero pensar de momento. Pero en mi obsesión por aprovechar el tiempo,ya estoy programándome estos días, que quiero que sirvan para todo. Me obsesiona, supongo que porque normalmente tengo poco. Este año no habrá viaje, nos quedamos en casa. Tampoco es que importe mucho, lo excepcional es que salgamos, aunque bueno, sí que importa, no empecemos las vacaciones engañándonos. Habíamos planeado un viaje que se ha frustrado, nos conformaremos con salir algún fin de semana. No obstante, como tengo el inmenso privilegio de vivir mirando al mar, tampoco es una tragedia quedarnos en casa.
Como digo, quiero aprovechar el tiempo. Hacer tantas cosas que me gustan, un poco de todo. Leer un mínimo de dos horas, dibujar, bañarme en el mar,serán obligaciones diarias, hacer una limpieza profunda de mi casa, dedicar más tiempo a mis padres, a mis hijos, llevar a la niña al Museo de Bellas Artes y pasar el día juntas, un día sólo para nosotras, un día de mujeres…
Cada día soy más consciente de cuanto se pierde la vida al tratar de ganárnosla. Leí esta idea hace un tiempo en algún foro y me gustó la expresión: Perder la vida al trabajar para ganárnosla. Era la reflexión de un jubilado. Hay quien pierde la vida en el trabajo qué desgracia, pero esa pérdida menor, la del trabajo que te ocupa todo el tiempo, es muy deprimente,sobre todo cuando la tarea que te ocupa no es satisfactoria, ni obedece a una vocación, sino que es algo puramente alimenticio, y sobre todo si es pobremente remunerado.
Siento que empiezo a divagar, será la perspectiva del tiempo libre por delante. Pero fiel a mi plan vacacional férreamente diseñado, se acaba por ahora el tiempo para el blog y comienza el de la lectura, una hora que me lleva al París del siglo pasado. ¿Decía yo que este año no iba a viajar?