No soy de muchas celebraciones, no me gustan ni las Navidades, ni la mayoria de las fiestas que significan algo para los demás, pero le doy importancia al Día del Libro, que siempre celebro a mi
manera.
Todos los años me compro un libro, y procuro también comenzar este día la lectura de una obra que me apetezca especialmente o que tenga un significado personal de algún tipo.
Hoy, he inaugurado el día con el comienzo de "La montaña mágica", de Thomas Mann, lectura largamente deseada. Firma de ejemplar, anotación de la fecha de inicio de la lecura y alimento espiritual tanto como el café y las tostadas son alimento para el cuerpo. Los primeros capítulos ya me han dicho que va a ser una satisfactoria subida a la cumbre.