lunes, 27 de agosto de 2012

HOOPER Y YO

Con motivo de la exposición sobre Edward Hooper en el museo Thyssen-Bornemiszsa de Madrid, se está recordando al pintor norteamericano en informativos, reportajes, artículos, blogs... Yo, que no disfrutaré de esa exposición, agradezco tropezarme con sus cuadros continuamente.


Hooper apareció en mi vida hace muchos años, cuando aún internet no había cambiado el mundo. Me lo encontré de ponto en el suplemento cultural del periódico que leía y quedé inmediatamente fascinada por la imagen de un cuadro con una mujer solitaria sentada a la mesa de un café. Me enamoré. Guardé aquella página del diario en espera de poder investigar sobre el artista, pero era una tarea algo más difícil que hoy en día, que San Google nos permite de manera inmediata saciar el hambre del descubrimiento. Pasaron varios años hasta que buscando libros sobre arte en una librería volvió a salirme al encuentro en forma de monográfico. Se vino conmigo a casa y se convirtió en uno de mis pintores favoritos y ya con los años y el ordenador tuve acceso a su mundo y su historia. He paseado por sus ciudades desiertas, me he asomado a sus ventanas iluminadas, he atisbado sus interiores y su incomunicación. Toda su obra me fascina pero sobre todo me impresiona, me sigue impresionando encontrarme en todos sus cuadros. Me veo en cada una de sus mujeres, lectoras y solitarias, que están en la escena representada, pero que en realidad están en otra parte, abstraídas, aisladas, en permanente fuga mental.











Yo aún corservo la página en el que me lo enconté como si fuera el recordatorio de una primera cita.

                                           
                                             Dentro del libro en el que lo recuperé.

jueves, 23 de agosto de 2012

AYER, Mario Benedetti


                                                                    Yo, ayer


AYER,  Mario Benedetti

Ayer pasó el pasado lentamente
con su vacilación definitiva
sabiéndote infeliz y a la deriva
con tus dudas selladas en la frente

ayer pasó el pasado por el puente
y se llevó tu libertad cautiva
cambiando su silencio en carne viva
por tus leves alarmas de inocente

ayer pasó el pasado con su historia
y su deshilachada incertidumbre/
con su huella de espanto y de reproche

fue haciendo del dolor una costumbre
sembrando de fracasos tu memoria
y dejándote a solas con la noche.

martes, 21 de agosto de 2012

NO FUTURE?


No he podido escapar. Este ha sido un año sin agosto. Apuro los últimos días de unas vacaciones extrañas que me han pasado por encima. No he podido evitar la realidad, yo que tan fácilmente me evado de ella cuando lo necesito. He estado atenta a un espectáculo circundante que me ha atrapado con señales imposibles de ignorar. Me pregunto en qué sociedad nos estamos convirtiendo, cual es el futuro de este país. Veo con preocupación las noticias que nos hablan de nuestra tierra como destino turístico de borrachos y pendencieros, de objetivo para escenario de desenfreno y comportamientos soeces, cutres, que se nos presentan como deseables porque suponen unos ingresos imprescindibles en estos tiempos aciagos y famélicos. Parece que la poderosa Europa del norte sólo quiere humillarnos y convertirnos es un país de servicios, a su servicio. ¿Cuanta riqueza real hemos perdido en nombre del sueño europeo? Recuerdo los primeros años como miembros ilusionados del club, de la élite económica del mundo: la durísima reconversión industrial, las cotas de producción, los límites a la ganaderia y agricultura a cambio de subvenciones que no se invertían en crear nueva riqueza. Recuerdo mi Bilbao feo y contaminado pero industrial y productivo obligado a convertirse en una ciudad de diseño, museos y restaurantes. Tras la fiesta, la resaca, los vasos sin fregar y el confeti mustio inundándolo todo. Los invitados no están dispuestos a ayudarnos a barrer la porquería. Ni a llenar de nuevo la nevera.

La ciudad en la que vivo es un ejemplo minúsculo de esa transformación. Destrucción de mucho patrimonio artístico e histórico y nada que ofrecer al visitante excepto bares, terrazas, restaurantes y juerga, verbenas y ferias de colorines. Nada interesante como alternativa al ocio hostelero. Para atraer a los codiciados visitantes, agasajémosles con baratijas horteras, porque nos hemos despojado de nuestra verdadera riqueza a cambio de sus palmadas en el hombro.

Estamos despertando del sueño de nuevos ricos. ¿Qué somos? ¿Quienes somos? Y peor aún, ¿Qué estamos dispuestos a ser?

martes, 14 de agosto de 2012

CONSIDERACIONES FEBRILES

Tengo fiebre, algo inusual. Después de un fin de semana de sensaciones físicas extrañas, con menos energía de lo normal y dolores musculares generalizados, ayer se presentó de pronto, en forma de naúseas, dolor y calor en la cabeza, y una súbita pérdida de fuerza física, que no era cansancio,si no ausencia total de energía.

Me entregué a la inmobilidad, con esa libertad que da el no tener que hacer frente a responsabilidades laborales. Las domésticas quedaron postergadas, aunque había hecho planes para mi casa, como cada verano que descanso, planes de orden y limpieza. Quedó anulada la cita con la lámpara de cristal del salón, con las cortinas de toda la casa, con la vitrina de la cristalería. Me entregue a los cuidados de mi hija de trece años, contenta de ser responsable de mi bienestar por un día, de poder ejercer esa vocación de madre que tiene tan impresa en los genes y que no sabe disimular. Termómetro, paños fríos en la frente, vasos de agua, besos y mimos.

Empecé a pensar entonces en la enfermedad, en la dependencia, en la vejez. Tengo 46 años y me considero en el mejor momento de mi vida. Tengo aún mucha energía, capacidad de trabajo, pero tengo que reconocer que los años ya me están avisando de su paso. El aspecto fisico no es el mismo que a los 35, claro, pero donde más noto el envejecimiento es en los ojos, lo cual tratándose de una mujer que lee para vivir y vive para leer, es ciertamente duro. Soy ya incapaz de leer con las gafas que uso para todo lo demás. Normal, la presbicia propia de la edad, pero es una presbicia de 7 dioptrías. Me cuido, porque soy muy consciente del devenir de la vida, de que la juventud no dura eternamente y que algún día sere una anciana. Por eso, procuro estar activa tanto física como intelectualmente, cuidar mi cuerpo y mi mente, aunque sin obsesiones. Espero ser una anciana joven. Por eso, a veces pienso que tal vez debería dejar de leer para conservar mis ojos, pero lo cierto es que se que mientras pueda, no lo haré. Ya no soy capaz de leer por las noches, como hice durante años, y utilizar el ordenador cuando el día ya me ha cansado la visión es una tortura para mis ojos. Busco la luz brillante y bien orientada, y pienso que cuando sea vieja, seguiré leyendo con un atril y una lupa. No concibo mi vida sin los libros.

Hoy la fiebre me acompaña de nuevo, y en este estado no me es posible aprovechar la postración para leer, pero pensando en libros y en el fuego que me abrasa la cabeza, se me ocurrió ver una película que tiene que ver mucho con mi estado mental: "Farenheit 451" de François Truffaut, que suelo ver cada cierto tiempo.


A veces creo que me gusta ver esta película solamente para poder contemplar la bellísima biblioteca clandestina de la escena que adjunto (me ha sido imposible añadir el vídeo), aunque su destino sea tan triste. Tal vez visionar esta pelicula con casi 39 de fiebre hace que se perciba con más intensidad, porque me ha sobrecogido más que nunca. No creo que yo llegase a tal sacrificio por mis libros, pero entiendo perfectamente el amor inmenso que la dueña siente por ellos. Y como dice ella: "Quiero morir como he vivido", así que seguiré leyendo incluso cuando no pueda.




miércoles, 1 de agosto de 2012

"QUÉ DISTRACCIÓN", Silvio Rodriguez


Hoy mis ojos se van 
en el polvo del fondo 
de un río que va 
a todo correr 
como si el amor 
como todo en mi 
no fuera a pasar 
que distracción. 


A mi guitarra que esta 
tras la vieja ventana 
de palidecer 
ve un pedazo de luz 
y aleteando esta 
desde su prisión 
casi se me va 
que distracción. 

Que distancia, mi amor 
termina la vida 
que cansada canción 
me llama vencida 
soy un viejo que duerme 
entre sus losas
soy un niño que sueña tantas cosas 
que distancia mi amor 
que distraído estoy 
por creer, por buscar 
así soy... 


En la espuma que esta 
desnudando la playa 
fundiéndose al mar 
se desliza una flor 
que era para mi 
me la arrebato 
el viento y la sal. 
Que distracción 
que lamentable distracción 
que irreparable distracción 
que imperdonable distracción 
que distraído estoy.