miércoles, 23 de octubre de 2013

SOBRE EL COLECCIONISMO



A menudo me pregunto a mí misma si soy coleccionista de libros. Y la verdad, considerarme así me parece un eufemismo. No tengo la capacidad, ni ninguna especialización en un género, época o cualquier otro rasgo determinante aplicado a los libros que compro y leo. Soy, como otros, acumuladora de historias escritas por otros, coleccionista de historias, que en definitiva es lo que me atrae de ellos. También de todo lo que les rodea, biografías de escritores, marcapáginas, revistas literarias etc. Pero sin embargo, sí experimento sensaciones y sentimientos comunes con los que sí son coleccionistas aunque lo sean de cualquier otra clase de objeto. Me refiero a la felicidad de la búsqueda, al reto de ir de caza, a la ilusión del encuentro, al orgullo de la custodia, al deleite de la contemplación...


Aunque sé que algunos de los que se asoman por aquí ya lo han leído, traigo al blog el fragmento de un texto encontrado en la red que habla sobre los aspectos positivos del coleccionismo. Nada que objetar, salvo que en la parte más beneficiosa de la actividad de coleccionar, como es la ralación con personas que comparten tus mismos intereses, sólo haya podido yo encontrar seres afines  a través de la red. ¡Amantes de los libros de mi entorno, ¿dónde os escondéis?!


Visión positiva del Coleccionismo

La pasión de coleccionar es tan vieja como el hombre. Todos tenemos, como uno de nuestros rasgos fundamentales, una inclinación a coleccionar. 


Cuando el doctor Vallejo-Nájera llegó a considerar el coleccionismo comouna “patología sana” sintetizó de una manera brillante dos aspectos fundamentales en torno al coleccionismo. Por una parte su motivación psicológica. Así, esta pasión coleccionista de “reunidor de un poco de todo” es, como ya decía Cicerón, un modo de expresar inequívocamente el control sobre un aspecto de nuestra realidad privada, un modo de autoafirmación. Al coleccionista le mueve principalmente el deseo de posesión, la necesidad de una actividad libre, el propósito de autosuperación y la urgencia de clasificarse a sí mismo. 


En ocasiones estas cuatro motivaciones se producen conjuntamente para definir una pasión coleccionista que justifique a un mismo tiempo los apetitos íntimos, el afán de liberación, la propia vocación de artista y hasta la certeza de obtener una aceptación. El coleccionista invierte tiempo y dinero en una afición suavemente obsesiva: acopiar objetos de una misma gama, series de cosas que él considera en sí mismas valiosas. Una especie de ritual que en casos muy aislados se puede hacer patológica. Objetos de colección por otra parte que obedecen a cualquier criterio. 


Por otra parte, esa “sanidad” de la que hablaba Vallejo-Nájera se constata día a día a través de numerosos estudios que demuestran los beneficios que conlleva el coleccionismo. A su contribución en la creación de nuevos estímulos culturales y educacionales que desarrollen el aprendizaje entre los más pequeños –el caso de la placa de cava como ayuda didáctica, ya que mediante una enseñanza original, interesante y divertida, la placomusofilia instruye, además de desarrollar la capacidad intelectual, el lenguaje y la sociabilidad, la tendencia por el orden y el ahorro y un reposo físico y psíquico-, otras investigaciones han corroborado que el coleccionismo ayuda a superar el aislamiento social, además de servir como un remedio contra las vicisitudes y las prisas de la vida moderna, al ser ante todo una magnífica fórmula para llenar los ratos libres y educar a uno mismo y a los que le rodean en el gusto por lo bello, por la búsqueda y por la curiosidad. Asimismo, se deben difundir y analizar con mayor rigor sus virtudes terapéuticas. 


Así, muchos médicos recomiendan a personas mayores el coleccionismo , principalmente a pacientes que se recuperan de problemas de estrés o cardiacos. Y es que el coleccionismo debe vivirse como una afición flexible, que puede y debe convivir perfectamente con otras aficiones o actividades, pero que conlleva hábitos de conducta “sanos” que se mantienen durante toda la vida, como el carácter voluntarioso, constante, metódico y apasionado por la ocupación del tiempo libre, y que encierra la satisfacción personal por la posesión de algo único e irrepetible.

viernes, 18 de octubre de 2013

jueves, 17 de octubre de 2013

ESTAR O NO ESTAR, ÉSA ES LA CUESTIÓN...

No es que la vida se haya puesto derecha, pero ayer, que podía ser un día de malas noticias, un día de esos en los que las circunstancias en las que te levantas pueden no ser las mismas cuando haya acabado el día, resultó que todo sigue afortunadamente en su lugar, y que el camino, aunque duro, sigue siendo un hermoso recorrido.

Con la nítida sensación de que a veces hay silencios que es mejor no romper, de que en la lejanía  se forjan las mejores versiones de nosotros mismos, vuelvo sin embargo hoy a abrir las ventanas y puertas de mi blog. Hoy, ahora, me siento feliz.

Estos meses de ausencia lo han sido también de ausencia de lecturas. Varios meses sin un libro que me acompañase, el periodo más largo de mi vida sin leer. Y he sentido casi físicamente el vacío de esa falta. Me he dado cuenta de cuanto llenan mi vida los libros, cómo me acompañan, me consuelan, me responden... Como son lo únicos capaz de compensarme por todas las cosas que quisiera hacer y no puedo y todas las renuncias que las circunstancias me imponen.

Hace meses que decidí darle un respiro al blog porque no me sentía en disposición de llevarlo como me gustaría, y como en todos los órdenes de la vida, si no estoy al 100 % en lo que hago, prefiero no estar.  Pero al cabo de estos meses por fin se ha despertado la necesidad personal de pasármelo bien aquí, a pesar de la escasez de tiempo, y en eso influye pensar que el blog me ayudará a retomar la lectura, como complemento a esta vida alrededor de la literatura que tanto me gusta y me define.

Y además hay muchas personas a las que parece que les interesa lo que yo pueda compartir aquí, increíblemente más de un centenar, y me parece asombroso que  los últimos en llegar han decidido quedarse aunque el blog estuviera parado. Y me siento muy agradecida y un tanto abrumada por el interés que han mostrado por mis circunstancias, por los mensajes, las preguntas que me han hecho llegar.

Así que abro las ventanas para que el aire fresco de la mañana se lleve el aire rancio de estos meses de ausencia.