martes, 24 de mayo de 2016

"TODO QUEDA EN CASA", ALICE MUNRO




Alice Munro era una de esos autores eternamente pendientes de lectura para mí. Continuamente leía sobre ella, pero por una cosa u otra su lectura siempre quedaba postergada. La concesión del Premio Nobel en 1913 vino a remediar esta circunstancia. Mi marido me regaló "Todo queda en casa" en las Navidades de ese año, y ya no tuve la necesidad de esperar más para sumergirme en su obra.

Soy una gran admiradora del cuento como género, y es éste el formato de prácticamente toda la obra de Munro.  Lo leí en un momento en el que quería retomar el hábito de la lectura después de un parón de muchos meses, y la elección resultó sumamente afortunada. No me ha defraudado en absoluto.

Los relatos de la autora canadiense están casi absolutamente protagonizados por mujeres. Sus personajes son peculiares, especiales, en circunstancias casi siempre complejas o  encrucijadas vitales en las que sus vidas toman un giro inesperado. El entorno es el de su propia infancia y juventud, la sociedad rural en la que se crió y que tan bien conoce, y que describe magistralmente. Éste profundo conocimiento me ha hecho tener la sensación de que todas las historias que componen el libro son autobiográficas, pese a lo dispar de las argumentaciones. Ella siempre ha negado que su literatura se inspire tanto en su propia vida, salvo en un puñado de cuentos, pero la sensación que me queda a mí es que si todas no son vivencias personales, al menos lo son de personas cercanas a ella.

Hay un par de datos de su vida que hacen de Alice Munro una autora especialmente simpática para mí. El primero es que junto a su primer marido regentó durante muchos años la "Munro´s books", una librería que llegó a tener mucho prestigio en Canadá y Estados Unidos. El segundo es que asegura que escribe cuentos porque como madre de cuatro hijos, cuando los niños eran pequeños no podía dedicar demasiado tiempo a escribir, y acometer una novela era una empresa demasiado ardua para ella, y se acostumbró a elaborar historias más cortas. Me la imagino en la mesa de su cocina escribiendo mientras sus hijos dormían, y me regocija pensar en el Nobel que llegaría a merecer. Fascinante.




lunes, 23 de mayo de 2016

ELLOS Y SUS BIBLIOTECAS (3)

Una nueva entrega de paraísos ajenos, las celdas de papel en las que es grato encerrarse y en las que uno nunca se siente prisionero. El término "celdas de papel" no es mío, si no de un amigo que titula así su blog. 


Keith Richards en su biblioteca, y un rincón de la misma.





Biblioteca de Jane Stubbs, librera de New York.

Biblioteca de Jane y John Stubbs



Biblioteca de la bibliófila Peggy Legraaf



Biblioteca de Nicholas Baker, profesor en Cambridge



Biblioteca de Ruth y Marvin Sackner, grandes coleccionistas de poesía visual



Biblioteca de Therese y Erwin Harris, coleccionistas y expertos en arte chino.




La artista Oka Doner en su biblioteca




miércoles, 18 de mayo de 2016

"STONER" DE JOHN WILLIAMS



"Stoner" fue escrita en 1965 e ignorada durante décadas. Llegó a mi de una manera casual, nunca había oído hablar de ella y su autor me era completamente desconocido.Tal vez hubiera oído su nombre en alguna ocasión y lo confundiera con el famoso compositor de bandas sonoras para el cine. El caso es que esta obra pertenece al grupo de libros que descubro en mis viajes cibernéticos a través de todo lo que hable, huela o sepa a literatura. Me fascinó el argumento que en algún lugar alguien resumió más o menos como "la fascinante vida normal de alguien a quien lo le ocurre nada extraordinario". Curiosamente, esas son las historias que yo prefiero, en cualquier disciplina artística, léase literatura, cine, pintura... la cotidianidad y lo extraordinario que alberga la existencia aparentemente anodina de las personas normales.

Es Stoner un profesor de literatura que inicialmente no estaba predestinado a tal tarea y que descubre su vocación de manera casual. Es un hombre gris, con poca voluntad y carácter, que vive su vida de una manera fatalista...aparentemente. Porque no estoy de acuerdo en el reproche que algunos críticos y lectores de esta novela le hacen al personaje. Se le atribuye una falta de toma de decisiones a lo largo de su vida, que la determinan (la novela nos la cuenta hasta el momento de su muerte) y a mí me parece que eso no es para nada así. A veces, decidir no hacer nada, es también decidir. La inacción es también una opción. Claro que yo soy de la opinión de que en la vida, estamos continuamente decidiendo aunque parezca que no lo hacemos. Uno no es libre sólo si se va, sino también si se queda. Por ejemplo.

El libro es de una sencillez que desarma, de una hermosura tranquila y desgarradora. He llorado por y con Stoner. No quiero desvelar nada del argumento, pero quiero dejar constancia de que me parece una novela casi perfecta, una gran novela. Un hallazgo feliz de esos que te hacen recordar por qué leer buena literatura es algo maravilloso.

domingo, 15 de mayo de 2016

50 AÑOS


He estado  pensando últimamente qué escribir en este día en el que cumplo 50 años. No he tenido la inspiración necesaria para decir qué significa para mí llegar a esta edad de la manera que quisiera. Explicar qué momento de la vida estoy viviendo y quien soy hoy distinta de la que fui. Me he dado cuenta de que el sentimiento más importante, la palabra más reveladora es "GRACIAS". Por estar aquí.  Por estar con la curiosidad intacta, las ganas intactas, la ilusión intacta. Por distintas cosas que a los 20, 30 ó 40, pero curiosidad, ganas, ilusión, al fin y al cabo.